Santa María pide refugio, KBI presenta posada binacional

Un grupo de más de 100 personas se congregaron fuera de un cruze fronterizo en el centro de Nogales el fin de semana, caminando a un centro de ayuda casi dos millas de distancia durante una posada navideña sobresaltando los viajes de migrantes.

La Virgen María estaba montada en un burro llamado Pancho al principio
de la fila. Ella estuvo acompañada por José y un ángel. Dos guitarristas
tocaban y cantaban en la parte trasera de una camioneta al frente.
Niños de distintas edades vestidos como angelitos traían una pancarta
con la frase “Todos somos humanos” pintada a mano.

In English: Mom Mary seeks asylum as Kino Border Intiative hosts posada in Nogales

La posada binacional de la tarde del sábado fue organizada por la Iniciativa Kino para la Frontera. Comenzó en la entrada Dennis DeConcini en el lado de la frontera en Sonora.

Mientras la procesión caminaba por su ruta, hicieron paradas para que migrantes puedieran compartir sus historias y experiencias.

“La posada que celebramos hoy tiense sus raíces en la memoria histórica de Jesús, quien hace más de 2,000 años, desde su nacimiento hasta su muerte, fue perseguido,” dijo el obispo Edward Weisenburger al público.

Aunque el grupo basado en Nogales ha estado haciendo su posada binacional desde 1997, la tradición es mucho mas antigua y se remonta al México colonial. Tambien se celebra en otros países en Ámerica Latina y algunos lugares de los Estados Unidos desde el 16 de diciembre hasta el 24 de diciembre.

Tradicionalmente, se realiza una procesión por las calles de los barrios para conmemorar el viaje que hicieron María y José desde Nazaret hasta Belén para encontrar un lugar seguro para el nacimiento de Jesús.

Debido a que la procesión se lleva a cabo todas las noches del 14 al 24, diferentes hogares se ofrecen como voluntarios para ser los anfitriones predeterminados que ofrecerán alojamiento a los participantes.

El anfitrión y el grupo interpretan la letanía de la posada que retrata la conversación entre el dueño de la posada y José. Una vez que se les permite entrar, comienza la celebración.

Suele haber un servicio religioso antes de que comiencen las festividades. Los vecinos y miembros de la comunidad traen comida, bebidas y dulces, cuyos todos disfrutan.

Una vez que la última procesión termina en Nochebuena, se atiende una misa. Se sirve comida y los niños rompen piñatas.

“No es solo un viaje espiritual, para la mayoría de estas personas aquí, también es un viaje físico,” Weisenburger le dijo al Sentinel durante una entrevista. “Tenemos esta creencia en el catolicismo. No importa de dónde seamos, somos una familia de Dios.”

Antes de que la thought llegara a México a través de los colonizadores, las posada period un evento español.

Se cree que en 1586, Fray Diego de Soria, que period un fraile agustino de San Agustín de Acolman, cerca de la Ciudad de México, recibió una bula papal de parte del Papa Sixto V que decía que debían celebrar las misas de aguinaldos en México tambien.

Una de las personas presentes en la posada en Nogales fue Antonio. Antonio y su familia son originalmente de Guerrero. Fueron forzados a irse por llevar el apellido codiciado de su familia. Huyeron a Michoacán, donde pudieron tener una vida estable al tener su finca y ganado.

“Había mucha violencia organizada allí,” dijo Antonio. “Se llevaron a mi hijo mayor y lo dieron por muerto.”

Su hijo le dijo que le dijeron que el resto de su familia iba a padecer el mismo trato y se vieron obligados a irse de nuevo y empezar de cero. Llegaron a Nogales en busca de esperanza. Han pasado tres meses desde su llegada.

“Ha sido un proceso difícil,” dijo Antonio. “Somos discriminados, a pesar de que somos del mismo país. Hay mucho peligro. Encontrar trabajo es difícil. Los precios de alquiler son altos.”

Dijo que su esfuerzo por buscar asilo fue roto por el Título 42, una póliza implementada por el ex-presidente Donald Trump que ha hecho que muchas personas no puedan establecer reclamaciones para refudio.

Antonio, quien el Sentinel le refiere por su primer nombre por sus miedos, estaba vestido estaba con una túnica y manto para la posada. Dijo que el vestuario ayuda a proteger su identidad.

“Tenemos esta conexión con la posada porque los migrantes pasamos por una experiencia related,” dijo Antonio. “Nos identificamos con María y José.”

Madison también se había dirigido a Nogales desde Michoacán con sus tres hijos. Han pasado cuatro meses en Nogales, Son.

“Ha sido una experiencia fea,” dijo Madison. “Una experiencia completamente fea. Le negaron la educación a mis hijos.”

Su familia se había ido de Michoacán por la violencia y el peligro. Sus hijos menores de edad fueron testigos de un crimen.

“Como padres, solo queremos mantener a nuestros hijos a salvo,” dijo Madison.